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INMIGRACIÓN Y EMPRENDIMIENTO EN TIEMPOS DE CRISIS

  • Foto del escritor: Elizabeth Martínez
    Elizabeth Martínez
  • 3 jul 2020
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 15 jul 2023


La costrucciòn del fondo es parte de lo que serà el centro gastronómico, Laboratorio Gastronómico su nombre original, pero que está en revisiòn en consonancia al nuevo enfoque que obliga la crisis global
Carlos De Sousa, venezolano construyendo su sueño en la ciudad de Barcelos, Portugal.


Inmigración y emprendimiento en tiempos de crisis. En la Venezuela actual, envuelta en una vorágine de todos los conflictos y catástrofes que puede vivir un pueblo (pero todos juntos a la vez), el emprendedor venezolano se reinventa a una rapidez vertiginosa y ha pasado de emprendedor autóctono a emprendedor emigrante,

Es impresionante ver que el mundo les ha quedado pequeño… En nuestra escuela tenemos participantes que han migrado a los confines del planeta. De no tener cultura migratoria nos convertimos en una masa que se abrió al mundo, pasando de turistas a expatriados, tal como las generaciones de la Segunda Guerra Mundial, de las cuales descendemos una buena parte de la población. Esta Venezuela hoy día golpeada, disminuida vejada, que hasta hace solo dos décadas representaba una de las economías más ricas y pujantes de suramerica, fue puerta franca para todo inmigrante perseguido, obligado a salir de su patria, que buscó y encontró una tierra noble y un futuro para su familia.

Estas vicisitudes, a escala apocalíptica, nos obligan a ver nuestras raíces desde otra óptica, llevándonos a apreciarlas en su justo valor, tanto las costumbres como la cultura, a confrontarlas con otras ya desde la visión del inmigrante disminuido y no del turista despreocupado con dólares. Nos ha forzado a poner pie en tierra pero también ha acelerado la propia inventiva y adaptabilidad, hemos aprendido a asimilar tierras nuevas en meses cuando a otros les podría tomar años. Si a esto sumamos el vuelco que ha dado la civilización con el golpe inesperado de la pandemia, es más de lo que se puede digerir.

Cientos de europeos, asiáticos y latinoamericanos emigraron a Venezuela en diferentes oleadas durante los siglos XVIII, XIX y XX.
Inmigrantes europeos llegando al puerto de La Guaira 1945

El inmigrante venezolano actual no ha tenido las mismas condiciones que el inmigrante que llegó a Venezuela el siglo pasado, sólo para hacer referencia: los europeos de la posguerra; los pueblos semitas del Medio Oriente; los sudamericanos que huían de las dictaduras imperantes -la Argentina de Videla, el Chile de Pinochet, la Panamá de Noriega, la Cuba de Fidel-; Colombia por el sinfín de problemas sociopolíticos y económicos y por está razones no se entiende por qué, si fuimos puerta franca para todos, pareciera que en algunos de estos países sufren de amnesia histórica y retributiva, ya que han tenido una actitud despectiva y de rechazo hacia nuestra emigración.


Si lo vemos desde un ángulo más proactivo, el inmigrante venezolano ha entendido que sus habilidades artesanales pueden ser uno de los mejores puntos de partida, entre muchas otras habilidades, porque le están permitiendo abrirse paso para impulsar pequeños negocios. Esta reinvención ha partido de la imposibilidad que tienen muchos para ejercer sus profesiones y verse obligados a comenzar desde cero (aunque con optimismo de poder hacerlo); en tanto que otros, que no pudieron capacitarse en un oficio alternativo o en el dominio de alguna herramienta, se encuentran en situaciones más críticas y con pocas perspectivas. Esto, aunado a una falta total de cultura migratoria, que están aprendiendo de forma ruda por ensayo y error, obliga a replantearse los proyectos de vida.

Lo cierto es que este nuevo venezolano está adquiriendo un sólido sentido de idiosincrasia. Algunos asumen el desafío del retorno como un compromiso para la reconstrucción de Venezuela, otros ya han echado raíces y asumen su nuevo destino. Los que no se rindan serán personas fortalecidas, emergentes, renacerán como el ave fénix; más aún, los que regresen serán parte de la base, junto con los que tercamente se han quedado afrontando y contrarrestando la debacle, para promover la reconstrucción del país. En tanto ello se fragua, contribuirán a la sobrevivencia de las familias que quedan atrás, dándoles no sólo divisas sino sus enseñanzas de vida.

Multitud de venezolanos huyendo de la dictadura criminal impuesta por el Chavismo socialista, la cual tiene el mérito de destruir y arruinar a la naciòn más próspera y rica del continente sudamericano en tan solo 20 años,
Río humano, venezolanos cruzando la frontera Cúcuta. Fuente: La Opinión

No es la primera vez que una nación pasa por tales catástrofes y tarde o temprano resurge fortalecida de su época de oscurantismo, alineándose vertiginosamente a la evolución de la civilización y la economía mundial. Tenemos como ejemplo: Italia con su Renacimiento, que se propagó por toda Europa; Estados Unidos después de la recesión; la Alemania y el Japón de la posguerra; la reconstrucción de Europa gracias al Plan Marshall, que fue el principal proyecto de los Estados Unidos para la reconstrucción de los países europeos después de la Segunda Guerra Mundial; Sudáfrica después del apartheid; más cerca de nuestras fronteras, Colombia, que aún lucha para la erradicación y eliminación del cáncer del narcotráfico y la guerrilla, pero que en paralelo evoluciona como una economía emergente.

Por ello estoy convencida de que nuestro país tiene esperanza de un futuro brillante. Ese futuro está en nuestras manos, dentro o fuera del país, en tanto estemos conscientes de las debilidades y fortalezas que poseemos (y que tendremos presentes ante cada desafío), confrontadas con las innatas o adquiridas (o la suma de ambas), apuntaladas por la terquedad que nos caracteriza. Cada habilidad es un potencial punto de partida que podemos explotar, sólo tenemos que buscar el lugar y el medio de hacerlo efectivo, en función del capital disponible (aunque muchas veces se dice que el dinero no es el factor más importante en el inicio de un emprendimiento, eso no es del todo cierto, el dinero es necesario para poder gestionar los permisos y la compra de lo que se requiere, que nos permita iniciar el negocio).

En la siguiente publicación detallaré, según mi experiencia, cómo iniciar un emprendimiento con poco capital pero con conocimientos del tema y una buena dosis de iniciativa, determinación y constancia (de lo que principalmente depende el éxito).

Editora: Mayte Mejías

 
 
 

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